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miércoles, 2 de octubre de 2013

Fuego, arte y libertad en mitad del desierto

Anualmente, a finales de agosto y principios de septiembre, cerca de 60.000 personas levantan durante una semana Black Rock City o BRC en el desierto de Black Rock, Nevada, EEUU. Una "ciudad" de caravanas, escenarios de conciertos y el Burning Man (Hombre Ardiente). Una celebración con un toque neo-hippie poco conocida en Europa. Comienza con un concierto especial producido por los creadores del evento, que en 1986 decidieron hacer una barbacoa y quemar una estatua de madera en San Francisco. El nombre del festival proviene del ritual del sábado, el día más movido de la semana, en el que se quema una estatua gigantesca de un hombre de madera con los brazos alzados.

La quema del Burning Man de 2013
A lo largo de toda el complejo, los participantes exponen sus obras artísticas o crean nuevas. Según muchos artistas es un momento de inspiración excepcional, influido por la gente, la felicidad del momento y la libertad que se respira. De este modo, por todos lados se pueden ver estatuas gigantes conceptuales, escenarios para conciertos, cuadros colgados en caravanas, piezas interactivas, de neón... También están los Art Cars, coches, carros de golf y hasta camiones disfrazados de dragones, discotecas gigantes...Además, los prejuicios desaparecen y la mayor parte de la gente viste de forma extravagante, con ropas de colores chillones, extrañas o simplemente ¡desnuda!

Black Rock City en 2013 por vista aérea
Caminando por BRC nunca verás ningún rastro de basura, desechos humanos ni nada parecido. El festival tiene una mentalidad de leave no trace (no dejar rastro) cuya finalidad es tirar la basura a los contenedores específicos, recoger algo si lo encuentras por el suelo... Cumple de forma impecable con su cometido, ya que cuando la semana concluye el desierto siempre queda igual que estaba antes de llegar la gente.


Todos los conciertos, actividades y el estacionamiento de vehículos es totalmente gratuito. No hay anunciantes ni patrocinadores. Por todo el lugar se respira un aire de libertad, plasmada en los regalos y el trueque. Los participantes acostumbran a, amablemente, ayudar a los demás, regalando o compartiendo comida, alojamiento, ropa... No verás a nadie empleando dinero en toda la semana más que para hielo o café.
Un concierto en medio del festival

La energía que se puede sentir a lo largo de los siete días es incomparable. Desde el primer día, hasta el día de la quema del templo, pasando por la quema del Hombre Ardiente. Todo el mundo es feliz, comparte y está lleno de vida. La preocupaciones y el estrés desparecen de forma increíble gracias al ambiente.

Cada una de estas características hace que la festividad el Burning Man sea única y extraña. Viendo un vídeo del Burnig Man de 2013 te haces una idea de esta espectacular fiesta.

Gonzalo Vela


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